La desigualdad de derechos entre mujeres y hombres impone una carga desigual a las mujeres. Si bien tanto hombres como mujeres sufren pobreza, la desigualdad significa que las mujeres tienen menos capacidad de resiliencia y menos recursos para enfrentarla.
Las mujeres trabajan la tierra, pero rara vez la poseen.
A nivel global, solo alrededor del 13 por ciento de las mujeres rurales, campesinas y agricultoras poseen formalmente la tierra que usan.
Las mujeres tienen menos acceso a una vivienda adecuada.
Muchas veces se les niega la oportunidad de pedir prestado para alquilar o comprar una casa, por falta de un empleo formal.
El trabajo de cuidados cae mayormente en las mujeres.
A nivel mundial, las mujeres realizan 2.6 veces más trabajo de cuidado no remunerado y trabajo doméstico que los hombres, una carga que genera una gran parte de la desigualdad que las mujeres y las niñas viven por todo el mundo.
Basamos nuestro trabajo en la estrategia global llamada Igualdad Primero. Centramos nuestros esfuerzos en promover la igualdad de derechos entre mujeres y hombres en todo nuestro qué-hacer. También nos comprometemos a asignar al menos el 50% de nuestros recursos a mujeres y niñas.