La desigualdad de derechos entre mujeres y hombres impone una carga desigual a las mujeres. Si bien tanto hombres como mujeres sufren pobreza, la desigualdad significa que las mujeres tienen menos capacidad de resiliencia y menos recursos para enfrentarla.
Las mujeres tienen menos acceso a una vivienda adecuada.
Muchas veces se les niega la oportunidad de pedir prestado para alquilar o comprar una casa, por falta de un empleo formal.
Las mujeres predominan en las cooperativas.
En la región de América Latina las cooperativas se caracterizan por tener una amplia membresía de mujeres, ya que ellas en general tienen pocas posibilidades de enfrentar sus necesidades habitacionales.
El trabajo de cuidados cae mayormente en las mujeres.
A nivel mundial, las mujeres realizan 2.6 veces más trabajo de cuidado no remunerado y trabajo doméstico que los hombres, una carga que genera una gran parte de la desigualdad que las mujeres y las niñas viven por todo el mundo.
Basamos nuestro trabajo en la estrategia global llamada Igualdad Primero. Centramos nuestros esfuerzos en promover la igualdad de derechos entre mujeres y hombres en todo nuestro qué-hacer. También nos comprometemos a asignar al menos el 50% de nuestros recursos a mujeres y niñas.