Irma Torres, 25, carga a su bebé en la espalda. Ajusta la tela que lo mantiene mientras muestra algunos de los diferentes productos orgánicos que cultiva en su tierra. Sus manos flotan sobre el maíz, los frijoles, las hierbas, el chayote y la gran variedad de frutas que ha puesto en la mesa.
“El objetivo de tener todos estos cultivos es para el consumo de mi familia”, dice Irma.
Las mujeres intercambiaron productos
Y esto ha resultado ser de vital importancia durante el último año de pandemia. Los impactos del coronavirus afectaron todo el mundo — inclusivo la pequeña comunidad Xesiguan en Baja Verapaz, Guatemala donde Irma vive con su familia.
Antes de la pandemia, las mujeres de la comunidad iban al mercado local para vender sus cultivos. Cuando ya no pudieron hacer eso, perdieron una gran parte de los ingresos familiares. Sin embargo, el hecho de que un tercio de los cultivos de Irma ya estaban destinados para el autoconsumo ha asegurado que su familia no pase hambre durante estos tiempos difíciles.
Durante la pandemia no nos hizo falta el consumo diario porque casi todo lo teníamos en casa
“Durante la pandemia no nos hizo falta el consumo diario porque casi todo lo teníamos en casa. Y lo que no teníamos logramos conseguir haciendo intercambios con las otras familias aquí en la comunidad”, cuenta.
Tomate, chile y cebolla son ejemplos de productos que Irma no cultiva pero que ha logrado conseguir a través de intercambios. Al mismo tiempo, las otras familias han beneficiado de recibir productos que solo Irma cultiva. De esta manera las mujeres de Xesiguan se han apoyado entre ellas para que las familias no pasen hambre durante la pandemia.
Vende sus productos a la alimentación escolar
Pero, no todos los cultivos de Irma son para autoconsumo. Dos tercios están destinados para vender. Aparte de la venta en el mercado local, también vende sus productos a la alimentación escolar. El grupo de mujeres de Xesiguan — en el cual Irma es la presidenta — lograron convencer a las escuelas cercanas para que les dieran la oportunidad de vender sus productos a la alimentación escolar. Esta iniciativa ha resultado ser muy exitosa. La venta no solo beneficia a las mujeres, sino también beneficia a la economía local, el medio ambiente y las y los niños que ahora gozan de productos orgánicos y locales.
“Antes nosotras las mujeres no teníamos un ingreso, teníamos que depender del esposo. Tampoco teníamos la oportunidad de poder participar en iniciativas económicas como hacemos ahora”, dice Irma.
“Con esta venta ahora podemos comprar cosas que nosotras necesitamos para la educación de nuestros niños y algunas cosas que necesitamos como mujeres. Esto es algo que en nuestro grupo de mujeres hemos luchado por obtener”, continua.
We Effect apoya el grupo de mujeres de Xesiguan a través de nuestra organización socia Utz Che’
Utz Che’ impulsa esta iniciativa económica en varias comunidades
We Effect apoya el grupo de mujeres de Xesiguan a través de nuestra organización socia Utz Che’ que ha capacitado a las mujeres en temas de empoderamiento económico de mujeres. También ha apoyado a las mujeres durante todo el proceso que llevó a su acuerdo con las escuelas. Hasta el momento, el grupo de mujeres tiene un acuerdo con tres escuelas locales. Dado que las mujeres entregan productos para 50 niñas y niños por un periodo de 50 días, cada entrega de productos genera hasta $1.200 USD que pueden compartir entre ellas. Estos ingresos son de vital importancia para sus familias — y para ellas mismas.
Que grupos de mujeres agricultoras puedan vender sus productos a la alimentación escolar es una iniciativa económica que Utz Che’ está impulsando en varias comunidades rurales en Guatemala y que en muchos lugares ha sido un éxito.