La igualdad de género es crucial para resolver la crisis climática

El corredor seco en Guatemala ha sido fuertemente golpeado por el cambio climático. Foto: Claudio Vasquez Bianchi

Este es un artículo de opinión escrito por la junta directiva de We Effect publicado el 11 de diciembre en la revista Aktuell Hållbarhet.

Las mujeres en los países en vía de desarrollo son las más afectadas por la crisis climática. Al mismo tiempo, son cruciales para crear un cambio. Tomar decisiones que reconozcan el derecho de las mujeres a influir debe ser una prioridad en la agenda de la cumbre climática COP25. Escribe la organización We Effect.

La COP25 está en marcha. Es la conferencia anual sobre el clima de las Naciones Unidas, que por cada año que pasa, se está volviendo más importante para la supervivencia de la tierra.

Ahora se trata de asumir la responsabilidad. Y escuchar a las personas más vulnerables.

Tener la igualdad de género como punto de partida en las negociaciones de Madrid es un camino hacia el éxito para los gobiernos del mundo. Las mujeres rurales en los países en vía de desarrollo son una fuente importante de conocimiento sobre cómo el cambio climático afecta a las personas en sus vidas cotidianas. Son ellas quienes son golpeadas primeramente cuando cambia el clima. Al mismo tiempo, muchas veces son ellas que comienzan a adoptar nuevas tecnologías. Son una fuerza potente cuando se trata de impulsar el desarrollo en la dirección correcta. Desafortunadamente, estas mujeres no están presentes en la mesa de negociaciones esta vez, pero sus voces y experiencias deben ser una prioridad en la agenda de la COP25.

Nosotros en el cooperativismo en Suecia venimos de movimientos populares que han sido importantes para la prosperidad de Suecia. Es trabajando en conjunto que nos hacemos fuertes y podemos formar una sociedad más sostenible. Sin embargo, esto requiere una sociedad democrática donde los derechos humanos son una cuestión de rutina.

En muchos países del mundo, las mujeres y los hombres luchan por cultivar sus tierras y poner comida en la mesa. Pero a menudo se enfrentan a una resistencia feroz, cuando los intereses financieros a gran escala consideran que los agricultores y campesinos se interponen en el camino de las plantaciones o las minas.

Las empresas suecas y europeas que invierten en países en vía de desarrollo deben ser conscientes de estos problemas y trabajar para contribuir a las soluciones. Deben garantizar que los intereses económicos no se vean como más importantes que la igualdad de género y el impacto climático. La acción corporativa responsable juega un papel crucial para millones de personas, y es un requisito previo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.

Todas las empresas suecas deben actuar de manera que puedan contarlo con orgullo. Esto es importante para los propietarios, clientes y personal por igual. Todos deberían poder sentirse seguros de que los bienes y servicios de las empresas están fortaleciendo a las personas a nivel mundial, no destruyendo sus oportunidades para un futuro mejor. En el otro extremo de la cadena alimentaria hay personas que se vuelven menos vulnerables. Muchas de ellas son mujeres en áreas rurales, cuyas voces han sido tan difíciles de oírse.

Las decisiones que se tomarán, o no se tomarán, durante la COP25 son de importancia central para el futuro de todos y todas. Para que podamos respirar y vivir en un buen clima y en condiciones iguales y dignas. Con las voces de las mujeres en los países en desarrollo en la mente de quienes se sientan alrededor de la mesa de negociaciones en Madrid, lo más probable es que podamos llegar allí.

Tommy Ohlström
Presidente KF y We Effect

Lotta Folkesson
miembro de la junta directiva LRF

Anders Lago
presidente HSB

Britta von Schoultz
Jefe de Comunicaciones Riksbyggen

Erica Lundgren
CEO OK Västerbotten

Anna Tibblin
Secretaria General We Effect

Este artículo se publicó originalmente en sueco en la revista Aktuell Hållbarhet el 11 de diciembre de 2019.

Por

Traducción Liinu Diaz Rämö