«Esta crisis se está convirtiendo en una crisis de derechos humanos»

Giovanni ha trabajado en casa desde que se decretó la cuarentena nacional.

El nuevo coronavirus ha llegado a América Latina. Y con esto estamos viendo como nuestras operaciones serán afectadas. Para saber un poco más hemos hablado con algunas personas en la organización. Giovanni Magaña es nuestro representante país en El Salvador. El pulgarcito de América fue uno de los primeros países del mundo en cerrar sus fronteras para mantener la pandemia del coronavirus. Pero las medidas restrictivas instauradas en el país han causado polémica a nivel internacional.

Giovanni, ¿cómo te está tratando la vida en cuarentena?

«Son emociones encontradas, en algunas ocasiones me pongo a hacer el trabajo de todos los días, pero hay otros días en que me cuesta, al inicio por ejemplo me costó arrancar con esta nueva dinámica, me sentí desubicado. A mí me gusta estar en el campo, participar en reuniones, compartir con la gente. Pero ahora el vivir todo un día en casa, me desestabilizó bastante… “El ser humano es un animal de costumbres”. Pero ha sido un bonito golpe, tal vez era algo que hacía falta. Me hace pensar en: ¿Cómo lo harán las personas que no pueden salir de sus casas? ¿Cómo será para los presos, que nunca más saldrán de ese lugar?»

¿Nos puedes contar un poco sobre la situación actual en el país?

«En cuanto a casos tenemos más de 1000 confirmados en todo el país. En lo económico, social y político la situación es bastante grave.

Gran parte de la población vive del sector informal, y ahora no tiene posibilidades de obtener ingresos. La falta de las remesas también está afectando a gran parte de la población. La gente que está en algún país como España, Italia o EE. UU. y que remitían dinero mensualmente, ahora no están logrando mandar eso.

El Gobierno, a partir del decreto de emergencia nacional, tiene la oportunidad de contar con grandes recursos económicos. Vamos a quedar endeudados, ya lo estábamos y vamos a estar aún más. 2000 millones de dólares es uno de los préstamos, ¿de dónde lo vamos a pagar? Lo anterior puede ser aún más preocupante si para pagar esto se afectan Ministerios como los de Ambiente, Vivienda y otras autónomas, que ya eran frágiles. Vamos a caer en unos grandes hoyos, espero que las economías locales e internacionales actúen en consecuencia con esta problemática. ¿Se solidarizarán y brindarán apoyo a países como el nuestro? Especialmente para las familias de pocos recursos.

El Gobierno debe dejar de ver que esto es una tarea exclusiva de ellos, deberían dejar un espacio para que diferentes actores de la sociedad civil puedan actuar en este momento de crisis. Se entrecruza en este contexto, la tensión generada por el órgano ejecutivo con la Asamblea Legislativa y Corte Suprema de Justicia, desde la difamación y manipulación mediática (sobre todo desde el uso de las redes sociales), pero con mayor énfasis en un desacato a las resoluciones emitidas por la Corte Suprema, que atiende denuncias de la población por detener arbitrariamente personas y enviarlas a centros de cuarentena que en algunos casos han sido mal manejados. El Salvador también es un país caracterizado por el alto nivel de violencia y la gran presencia de las pandillas. Durante la primera parte de la cuarentena parecía que el nivel de violencia en el país había bajado bastante, pero a finales de abril hubo un aumento de homicidios, lo que llevó a drásticas medidas en las cárceles y a la autorización de uso de “fuerza letal» a policías y el ejército en el combate a la nueva ola de violencia.

Esta crisis se está convirtiendo en una crisis de derechos humanos y del estado de derecho.

La sociedad civil tiene un rol importante en esta crisis y deberíamos ser más activos, perder el miedo. Tenemos que elevar la situación que estamos viviendo a nivel internacional. Es preocupante que el presidente se ha pronunciado en contra de organizaciones de derechos humanos porque han sido las más fuertes en pronunciarse contra los decretos que se han instaurado.»

¿De qué manera ha afectado nuestro trabajo?

«Hicimos un sondeo, para ver cuál es la situación de la gente. No es lo mismo vivir esta emergencia en las zonas urbanas o semi-urbanas, que en las rurales. En las zonas rurales la vida transcurre de otra forma, tienes más espacios abiertos, alimento y la gente puede vivir esta emergencia.

Las ciudades generan aún más la claustrofobia de este encierro. Acá en las zonas urbanas tenemos más restricciones para poder cultivar o movilizarnos y las casas son muy pequeñas. Esto crea un desbalance en la vida de la gente. En las cooperativas de vivienda el encierro puede motivar un nivel de violencia a nivel familiar.

También las condiciones de cómo alimentarse o tener empleo son escazas por el momento. En las cooperativas de vivienda por ayuda mutua, la población sortea su vida al diario al vender al informal, tiene que salir a vender a diario dulces, panes, ropa etc. Esos ingresos no los tiene por el momento y por lo tanto no tienen posibilidades de pagar sus pagos mensuales. En general vemos que hay muchas preocupaciones e incertidumbre sobre si es que la gente va a tener empleo, va a ganar dinero, tener alimentos, va a poder salir a la calle etc.

Estamos haciendo diferentes esfuerzos con los socios para examinar como estamos viviendo esta situación. Para el cuido de las personas. El poder vivir en convivencia y generar solidaridad y ayuda.
También hemos hecho ajustes y transformado varias acciones proyectadas dentro de los proyectos. Por ejemplo, lo que estaba para formación, intercambio y capacitación hemos transformado para impulsar procesos productivos, sobre todo de mujeres. Necesitamos un estímulo para las iniciativas productivas, para que las mujeres tengan un ingreso, puedan cultivar y llevar alimentos a la mesa. Queremos que la gente cultive, en colectivo, para que asegure su alimentación.

También van a cambiar las actividades de incidencia. Se ha diseñado una línea de campaña mejor y más enfocada en el contexto actual. Con eso las contrapartes solicitan al Estado que propicien las condiciones de las familias de escasos recursos.»

¿Qué trae esta crisis?

«Creo que si solo seguimos hablando del covid-19 y tantos muertos, no avanzamos mucho. De la crisis queremos hacer una oportunidad. Por eso promovemos activar con más fuerza acciones como los módulos productivos, en conjunto e individuales.

Los modelos que impulsamos nos ayudan a ver el desarrollo desde la solidaridad. No es que vamos a cambiar toda la dinámica, si no que aprovechar esta crisis para impulsar el cooperativismo. Tenemos que replantear ideas y retarnos.

Un ejemplo es la cooperativa Las Tablas que produce granos básicos, y que, junto con otra cooperativa de leche y lácteos, están armando una cadena de solidaridad, intercambiando productos para asegurar la seguridad alimentaria de las familias de las cooperativas.

Esto nos da una oportunidad a todos, para poder entrar a un nuevo trabajo, con nuevas estrategias. Ahora que tenemos los grandes encierros, ¿por qué no usar la tecnología para incentivar a la gente, reunir a los niños y hacer juegos? ¿Por qué nos falta creatividad en eso? Creo que podemos aprender que la gente está muy amigable con los cambios y necesita solamente un empuje para repensar sus modelos»

Por

Liinu Diaz Rämö