«En momentos de crisis los principios y valores del cooperativismo son fundamentales»

Aracelly sigue trabajando desde la oficina de We Effect en Nicaragua.

El nuevo coronavirus ha llegado a América Latina. Y con esto estamos viendo cómo nuestras operaciones serán afectadas. Para saber un poco más hemos hablado con algunas personas en la organización. Aracelly Chávez es nuestra Representante País en Nicaragua, el país con menos casos en la región, pero que ha recibido críticas internacionales ante los pocos métodos de prevención y control frente al COVID19.

Aracelly, cuéntanos ¿cuál es la situación en Nicaragua?

«Ante el avance de la pandemia el Gobierno de Nicaragua no adoptó las recomendaciones de la OMS. Aunque el primer caso fue detectado el 19 de marzo, oficialmente el Gobierno de Nicaragua no ha adoptado medidas de prevención, quedando al criterio de cada persona y de cada institución la implementación de medidas que han ido del distanciamiento social al teletrabajo como una alternativa a la cuarentena como medida de contención al riesgo de contagio. Sin embargo, ante la falta de información y orientaciones claves de medidas la población entró en histeria colectiva de compras habiendo presión y provocando escasez sobre algunos productos de higiene por ejemplo jabón líquido, alcohol gel y líquido, guantes y mascarillas. Los comercios adoptaron medidas de racionamiento para evitar acaparamiento y especulación. La Dirección de Protección al Consumidor, tampoco emitió medidas en ese sentido.

La auto cuarentena revela brechas de desigualdad, situación que es realmente preocupante porque hay muchas personas que están en el sector informal y viven del diario. Ahora ven como se reducen sus ingresos, profundizando la pobreza y la inseguridad alimentaria. Aumenta la presión por cubrir necesidades en el seno del hogar, lo que incrementa el riesgo de violencia intrafamiliar hacia las mujeres.

La población nicaragüense atraviesa tiempos difíciles: se acumulan factores que profundizan la situación de vulnerabilidad de las familias al no haberse decretado medidas alrededor de la pandemia, la ciudadanía que ha quedado en el desempleo (o suspensión) debe enfrentar el pago de servicios básicos, alquileres, préstamos personales y carga tributaria. Como país se limitan las posibilidades de acceder a fondos para enfrentar la pandemia. Una mujer que es autoempleada que no tiene trabajo o clientes por el momento no está exenta de pagar por el local donde funciona su negocio, los impuestos de la alcaldía, pago de servicios del local donde trabaja como son el servicio de agua potable, la energía que contradictoriamente, aunque se ha visto caída del precio del petróleo como nunca antes, por el contrario, los precios de la energía se han incrementado, comida por las personas empleadas que tenga. Es difícil y genera estrés, lo que repercute en la salud de las familias.

A partir de las declaraciones iniciales de autoridades de salud sobre casos positivos importados, la población y las autoridades han puesto mucha atención al ingreso de personas que vienen de los países vecinos como Costa Rica, Honduras o El Salvador, que mostraron altos índices de coronavirus, según sus propios reportes oficiales. En su mayoría se trata de nicaragüenses autoexiliados ya sea por razones de políticas o que han migrado en búsqueda de empleo. El retorno de nicaragüenses se debe a que en el marco de la pandemia han perdido sus empleos en el extranjero, y al menos en Nicaragua están con sus familias. Sin embargo su presencia en la comunidad ha generado temor y desconfianza a nivel comunitario, de que puedan ser portadores del virus; otros temores que viven las personas que regresan al país es el temor al rechazo, aislamiento, discriminación.»

¿De qué manera está impactando la crisis del coronavirus el trabajo de We Effect?

«En cuanto al trabajo, muchas de las organizaciones de cooperación están haciendo teletrabajo, hay dos o tres que siguen yendo a la oficina, así también We Effect- Oficina Nicaragua. En la primera etapa de la detección de COVID-19 las organizaciones de base también suspendieron actividades haciendo teletrabajo. Optar por esta modalidad ha puesto en evidencia debilidades frente a que las organizaciones contraparte no tienen las condiciones óptimas de teletrabajo, y se debilita la asistencia técnica a las mujeres del campo, recayendo en la promotoría de base, así mismo, todo el trabajo de incidencia y/o formación fue temporalmente suspendido. Al retomar el trabajo en campo, ha sido necesario revisar qué acciones y adopción de medidas son necesarias para garantizar la continuidad del trabajo.

Estamos tratando de compensar las actividades vía remota, pero no tenemos ni la tecnología ni las capacidades para poder usarla. Esto va a tener una repercusión en la ejecución de los proyectos y tenemos que ser flexibles. ¿Qué cosas se pueden hacer? Es importante establecer esas capacidades que nos retan ahora y pensar en cómo nos volvemos más creativos e innovadores con los medios que tenemos. Cómo hacemos que funcionen las redes sociales u otras plataformas para crear condiciones de trabajo. Cómo establecer mecanismo de asistencia técnica de otra manera a lo que estamos acostumbrados. Y cómo hacer sistemas de alerta temprana, porque no estábamos preparados para esto. Es un gran desafío vigente.

La zona urbana siempre va a encontrar maneras de resolverlo. En zonas rurales están los desafíos más grandes. Esta crisis nos tiene que llevar a pensar en esto: como ser más creativos, en disposición a los grupos más vulnerables, que no tienen este tipo de recursos.»

¿Cuáles son tus preocupaciones?

«Pienso que superar todo esto va a ser bien complicado. La situación económica del país se ha deteriorado a partir de la crisis política del 2018, con consecuencias que proyectaban una lenta recuperación de la economía; ya se decía que se iba a requerir más de 5 años para recomponer la economía. Esta pandemia una vez más pone en evidencia la alta vulnerabilidad política, social y económica que tiene Nicaragua. En esta crisis no hay medidas de prevención y protección a la población para contener el avance de la pandemia; crece la población en el desempleo y subempleo, perdiendo cobertura médica por la vía del seguro social, quienes para subsistir pasan a ser “emprendedores”, es decir autoempleados; se resta atención del sector productivo que impactarán en la seguridad alimentaria.

En situaciones como estas, por asuntos culturales que asumen las mujeres en el rol reproductivo y de cuidado suelen contener las crisis, absorbiendo en silencio la presión por la pérdida del ingreso, las dificultades para asegurar el agua y la comida, cuidado de niños, ancianos y enfermos elevando sus niveles de preocupación, y muchas veces son víctimas de violencia. Ellas son el pilar de las casas, no pueden mostrar la debilidad, tienen que seguir adelante por sus familias. Esa carga emocional va a tener una repercusión que demandará un nivel de atención.

En el área rural, la pandemia también revela otras dificultades: La producción de alimentos cuenta con un importante aporte del trabajo que realizan las mujeres. Aunque no son dueñas de la tierra, producen tierras alquiladas o prestadas; volviendo al tema de cuidado, muchas veces se traslada a las mujeres la tarea de cuido de la naturaleza, la producción de alimentos en huertas familiares.

En medio de todo esto, es importante ser creativo y rescatar experiencias innovadoras que contribuyen a la producción de alimentos: 1) muchos bancos de semillas son manejados por mujeres. Estos bancos de semillas contribuyen al aseguramiento del establecimiento de la siembra. 2) Las organizaciones cooperativas han contribuido a la formación de una cantera de promotores que apoyan la labor de asistencia técnica. De cara a la siembra de primera, el tendido organizativo de pequeños productores y productoras organizados en cooperativas ha enfrentado las limitaciones que les permita asegurar el establecimiento de cultivos de granos básicos. 3) La cosecha y almacenamiento de agua son acciones clave para la producción, tomando en cuenta las afectaciones del cambio climático que agudizan las altas temperaturas, sequía prolongada y escasez de agua.»

¿Qué ofrece el cooperativismo en estos tiempos?

«En momentos de crisis los principios y valores del cooperativismo son fundamentales para afrontar dificultades y mitigar el impacto de la pandemia, poniéndonos a disposición recursos importantes: la capacidad de organización de la gente para actuar de forma articulada, la solidaridad compartiendo experiencias, apoyando a otros, intercambiando bienes y servicios a nivel local, entre otros.

We Effect que trabaja con estos principios y valores y podemos contribuir a profundizar su puesta en práctica para salir de esta juntos.

Algunos otros ejemplos de estos principios se basan en el interés de la comunidad, el bienestar común: el rescate de las semillas criollas, algo que es tan importante y ya lo hacemos a través de los bancos de semillas. Es una práctica que beneficia a toda la comunidad porque asegura la disponibilidad y el acceso para las personas que no tienen como comprarlas. Algunas organizaciones también han experimentado con centros de abastecimientos y tiendas de consumo gestionadas por cooperativas. Tenemos ahora el desafío y la oportunidad de contribuir a la creación de iniciativas a disposición de las comunidades: Los mismos productores podrían ponerse en contacto con cooperativas de vivienda, por ejemplo, estableciendo un mercado local. Establecer y reforzar economías locales, nos permite enfrentar la crisis y asegurar alimentos.»

Por

Liinu Diaz Rämö