“El huerto escolar no es solo un lugar donde se cultivan hortalizas. Aquí también se facilitan talleres educativos a los niños, sobre temas de derechos humanos, derechos a la alimentación y el cambio climático que nos afecta bastante.”
Así nos cuenta Lorena Cruz, la directora de la escuela de la comunidad de Santa Marta en el sur de Honduras. Aquí se inició un centro educativo con enfoque en la seguridad alimentaria de los y las niñas de la comunidad.
“Para la comida de los y las alumnas el gobierno solo nos da arroz, harina y aceite. Con el huerto escolar queríamos tener algo más, un menú más variado. Así fue como iniciamos”, sigue Lorena.
Hoy todo lo que se planteó al empezar el proyecto se ha hecho realidad. El centro escolar tiene un terreno bastante amplio y hoy son dos huertos escolares los que se encuentran. Aquí se cultiva y cosecha todo lo que se necesita para las meriendas escolares. Y todo es orgánico. Por ejemplo, trabajan con fertilizantes orgánicos para evitar contaminar los cultivos con químicos.
Los y las alumnas han sentido el placer de comer algo que ellos y ellas mismas han sembrado y cosechado.
Es un producto de sus manos
El huerto escolar también ha funcionado como una apuesta para enfrentar los efectos del cambio climático.
“Esta zona es de alerta roja. La sequía y luego las fuertes lluvias afectan bastante al sector. Pero por la forma que sembramos con borda alta, nuestros cultivos no se han afectado.”
Generando cambios a largo plazo
El proyecto ha tenido un impacto importante en los y las alumnas, pero también en sus padres. En la comunidad hay familias que siempre han trabajado de la agricultura, que tienen sus propios terrenos. Sin embargo, hay familias que no tenían experiencia de huertos familiares. Con el proyecto se les enseñó a sembrar y cultivar en espacios reducidos.
A través del huerto escolar y las jornadas educativas también se ha hecho conciencia sobre el cambio climático, y nutrición saludable.
“Ahora hemos dejado muchas costumbres malas que teníamos. Antes vendíamos refrescos de botella, con el proyecto dejamos eso. Ahora vendemos cosas naturales, ensaladas de frutas, etc.”
Otro logro es que el Ministerio de Educación se ha enterado del modelo de los huertos escolares, y lo ha empezado a promover en las áreas rurales del país.
“Como profesora este proyecto me hace sentir bien. Ahora veo imágenes de los otros centros educativos con huertos, y me alegra haber promovido este modelo. Y que los otros estén motivados a seguir.”