En las afueras de la ciudad de León en Nicaragua está la nueva construcción de la escuela nombrada «Construyendo juntos». Consta de dos edificios magníficos, un patio y árboles recién plantados en el alrededor. 244 niños y niñas entraron en la escuela en febrero, algunos por primera vez. La característica especial de esta escuela es que está construida por los y las miembros de las cooperativas de vivienda de los alrededores.
En Nicaragua apenas la mitad de los niños atiendan a la escuela primaria. 42 por ciento de la población vive por debajo del umbral de pobreza nacional. Cerca del 17 por ciento se consideran desnutridos. Las escuelas municipales están en mal estado, con el equipo roto.
La nueva escuela se encuentra justo en la entrada a la zona donde existen seis cooperativas de vivienda. Una de las cooperativas, Juntando Manos, fue una de las primeras del país. Este año se celebra su décimo aniversario. Dos años después de su fundación, 36 personas pudieron mudarse a sus nuevas casas con sus familias. Las casas fueron construidas de acuerdo al modelo cooperativo que incluye, entre otras cosas, que toda la cooperativa aporte a la construcción de las casas. Esa es la ayuda mutua. Las casas son propiedad común de la cooperativa, la cual es gestionada por las y los habitantes.
Una gran necesidad
Faniz Jirón vive en Juntando Manos. Es la madre de tres hijos y presidenta de CENCOVICOD, la organización de las cooperativas de vivienda del país. Faniz cuenta que las escuelas cercanas estaban «llenas de gente» y, además, estaban muy lejos. Para muchos de los padres quedaba en la dirección equivocada, lo que resultó en que algunos de los niños no iban a la escuela. La pobreza aquí es amplia. La gran mayoría de los habitantes trabajan en el sector informal, y se mantienen mediante la venta de tortillas, ropa, hacer limpieza, etc. Muchas familias son de madres solteras y sus hijos. La necesidad de una nueva escuela cercana fue grande.
Así que, volviendo a la escuela. El municipio donó el terreno y el edificio fue financiado con la ayuda de We Effect. Los costos se mantienen bajos gracias al trabajo que contribuyeron los miembros de las cooperativas. Durante la construcción asistieron 12 miembros diferentes cada día. Cada fin de semana de trabajo se dividió entre las seis cooperativas de la zona. Los futuros alumnos de la escuela, los adolescentes y los padres también estuvieron involucrados en el diseño de la escuela.
El resultado es realmente asombroso. Los bancos son nuevos, las pinturas son de color brillante. Detalles como grifos en el patio, donde los niños pueden llenar sus botellas con agua limpia, son una necesidad en esta parte caliente de Nicaragua. Nada está roto y por lo tanto no hay nada peligroso para los niños.
El alcance más allá de la cooperativa
Faniz señala que la escuela no es sólo para los niños de las cooperativas, por el contrario. La mayoría de los niños que van a la escuela ahora no son hijos de miembros de la cooperativa. Esto también ha hecho que la zona residencial se ha mezclado más.
– Anteriormente vimos las cooperativas como una isla, ya que nos mantenemos a nosotros mismos. Pero nosotros somos parte de la sociedad y con esto también hemos sido capaces de mostrar a nuestros vecinos fuera de la cooperativa.
Faniz Jirón resume lo que significa la nueva escuela en una palabra:
– Instalaciones. La escuela significa oportunidades. Para nosotros pobres y para la educación de nuestros hijos es la única oportunidad que tenemos de una vida mejor. Y ahora tenemos nuestra propia escuela.