La agricultura orgánica da resultados en la salud y los bolsillos

Cuando la cooperativa agrícola en Atiquizaya, en El Salvador, comenzó a cultivar de manera orgánica obtuvieron logros inesperados. Pudieron disminuir sus gastos generales, aumentar sus ingresos y mejorar la salud de las familias. También vieron que el suelo se volvió más fértil.

«Anteriormente utilizábamos pesticidas químicos y fertilizantes. Fue efectivo los primeros años. Las malezas y las plagas se mantuvieron alejadas y todo crecía rápidamente, pero no fue bueno para el medio ambiente ni para nuestra salud», nos cuenta Manuel Chicas Lima.
«El suelo fue agotado por los químicos. Después de que comenzamos a cultivar orgánicamente, las plantas dan frutos durante cuatro meses en comparación con solamente un mes antes» dice su esposa Rosa Emilia Peréz.
«Aquí cultivamos principalmente tomates, chiles y pepinos, pero también intentamos plantar otros vegetales para diversificar nuestros productos», continúa Manuel.
La familia cultiva sus propias semillas y también tiene algunas aves de corral, cabras y ovejas que les suministran huevos, leche y carne. Cuando algunos de los animales han sido sacrificados, los intestinos se mezclan con desechos animales, hojas, hongos, frutas fermentadas y agua para la fertilización natural.

«Ya no necesitamos comprar ni pesticidas y ni fertilizantes», dice Rosa.

Hoy la cooperativa tiene contratos con 16 cocinas escolares que compran sus verduras y frutas. También venden para el mercado local.
«La gente está demandando nuestros productos porque son orgánicos y saludables. Esto nos ha llevado a mejorar nuestra economía familiar», dice Rosa.

Sin embargo, la transición a la agricultura ecológica no ha sido sin problemas.
«Todavía tenemos algunos problemas con plagas e infestaciones de hongos, pero la agricultura orgánica es como un niño que está creciendo. Sufre de enfermedades infantiles. Estamos experimentando constantemente para encontrar soluciones a los problemas», dice Manuel.