Las cooperativas de El Salvador demuestran su papel único en tiempos de crisis

En la cooperativa 13 de Enero han organizado apoyo a las comunidades afectadas por las fuertes lluvias. Foto: Iris Pérez

Tras meses de cuarentena por la pandemia de la COVID-19 la población de El Salvador se vio afectada por una nueva crisis: las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal. Pero en los momentos más oscuros las cooperativas son una fuente de inspiración y esperanza.

Históricamente, las cooperativas han demostrado ser resistentes a las crisis y proveer soluciones a los problemas enfrentados por sus membresías*. Ahora, en medio de una crisis sanitaria y económica nunca antes vivida, vemos nuevamente como las cooperativas juegan un rol esencial y único. El sector cooperativo, a pesar de ser afectado por la pandemia del coronavirus al igual que el resto de la población, sigue haciendo lo que siempre ha hecho: responder a las necesidades de la comunidad y actuar a nivel local.

“Estamos cumpliendo con los principios cooperativos”

Entre las cooperativas de vivienda en El Salvador más del 70 por ciento de las personas asociadas trabaja por cuenta propia, es decir carece empleo formal. El 60 por ciento de ellas son mujeres, muchas veces enfrente de familias monoparentales. Son personas de escasos recursos que, durante una crisis, enfrentan una agravada vulnerabilidad. Sin embargo, tienen una ventaja: están organizadas.

La cooperativa 13 de Enero de La Libertad lleva tres meses implementando la esencia del cooperativismo. Desde el comienzo de la pandemia hicieron gestiones para mejorar las condiciones de las personas asociadas y poder enfrentar la situación de manera conjunta. Obtuvieron kits de seguridad sanitaria para la población, incluyendo mascarillas y alcohol en gel, y lograron donaciones de víveres. También hicieron un cerco de seguridad en la entrada de la comunidad, para evitar que la pandemia entre a la cooperativa.

Ahora, con las inundaciones producto de las fuertes lluvias por las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal, han estado trabajando 24/7 para apoyar a las comunidades aledañas afectadas.

“Las lluvias no han perjudicado a la cooperativa. Pero hicimos gestiones con instituciones que estaban donando ropas, porque la gente en otras comunidades lo había perdido todo. Vivían en casas humildes, de láminas y plástico, y el rio se las llevo” nos cuenta Iris Pérez, la presidenta de la cooperativa, y sigue:

“De esto se trata el cooperativismo, de gestionar cosas entre nosotros y apoyar a las personas que necesitan ayuda.”

Además de conseguir donaciones, la cooperativa transformó su salón comunal en un albergue para diez personas de las comunidades vecinas.

“Como cooperativa estamos cumpliendo con los principios cooperativos, entre ellos el compromiso con la comunidad. Extendimos la mano y le dimos albergue a las personas que lo necesitaban” dice Iris.

“En las cooperativas hay unidad”

Wilberto Rosales vive en una cooperativa de vivienda por ayuda mutua en San Jacinto, San Salvador. Al igual que Iris, Wilberto ve que las cooperativas tienen un enfoque más allá de apoyar solamente a sus membresías. Están basadas en los valores de ayuda mutua, responsabilidad y solidaridad, y ponen adelante el principio cooperativo del compromiso con la comunidad, con o sin crisis.

“Como sector cooperativo apoyamos a la comunidad mutuamente. Es un proceso de apoyo más ordenado y organizado hacia las personas asociadas, pero también las personas que viven en las comunidades aledañas. En varias de las cooperativas se desarrollan procesos donde involucran a toda la comunidad, por ejemplo, torneos de futbol y otras actividades. Está en nuestro ADN.”

Wilberto cree que los procesos formativos que se ofrecen a las membresías de las cooperativas afectan el relacionamiento entre las personas. Y que en tiempos de crisis, es cuando se ve la diferencia.

“Siento que hay más unidad y solidaridad estando organizado en la cooperativa. Ya que, si alguien tiene algo, le apoyo al compañero o la compañera. Algo que difícilmente pasa si no estás organizado”.

*Las cooperativas en tiempos de crisis

Durante la crisis financiera del 2008, las cooperativas financieras lograron enfrentarla mejor que los grandes bancos. En esta misma crisis, las cooperativas de caficultores en Etiopía fueron menos afectadas por las fluctuaciones del mercado mundial que productores de café que no formaban parte de cooperativas. Las cooperativas también han jugado un papel importante para el beneficio de las comunidades en tiempos de crisis. Durante la primera guerra mundial, las cooperativas fueron una defensa contra la pobreza para sus membresías y fueron vitales para el suministro de productos básicos a la población de Europa.

En El Salvador a principios de los años 90, en la finalización del conflicto Armado Salvadoreño, se constituyeron cooperativas, especialmente en San Miguel, Morazán y Usulután. Son cooperativas muy activas y están formadas por excombatientes de la Guerrillas y fuerzas Armadas quienes conviven en conjunto. Al menos el 65% de las personas reincorporadas del conflicto Armado son de cooperativas, lo que les ha permitido subsistir y prosperar. En la región del Bajo Lempa, Usulután, las cooperativas absorbieron a población repatriada, por ejemplo, la Cooperativa Nuevo Modelo de Esperanza que mantiene la propiedad colectiva e iniciativas económica. Sus jóvenes que llegaron pequeños de Nicaragua, ahora son profesionales y trabajan en la zona y siguen viviendo con los principios de solidaridad, ayuda mutua y compromiso con la comunidad.

Durante el huracán Mitch en 1998 y el terremoto del 2001 las cooperativas fueron vitales en el fomento de acciones de incidencia para rehabilitar sectores productivos afectados por la tormenta, así como el voluntariado para apoyar en entrega de alimentos a familias afectadas por el huracán, la reconstrucción de las viviendas dañadas, y apoyo económico para restablecer las condiciones de vida de las familias afectadas.

Por

Liinu Diaz Rämö