La crisis golpea fuertemente a las mujeres y defensoras de derechos humanos de América Latina

Maria Canil sigue la situación del coronavirus desde su casa. Foto: Edy Pu Canil

Muchos países de América Latina enfrentan la crisis del coronavirus con medidas drásticas que ejercen una presión adicional sobre las personas que ya son vulneradas. En Colombia, al menos ocho líderes sociales y personas defensoras de derechos humanos han sido asesinadas durante la cuarentena nacional desde hace una semana.

En muchos países de América Latina, las autoridades han actuado rápida y vigorosamente al imponer el toque de queda o restricciones similares para limitar la propagación del coronavirus. Todos los países de América Central han cerrado sus fronteras. En Guatemala, las escuelas, el transporte público y otras actividades del sector público y privado han sido suspendidas. Bolivia, que ahora no permite ninguna entrada o salida del país, ha pospuesto indefinidamente las elecciones presidenciales de mayo.

En Colombia, el estado de emergencia introducido en respuesta a la crisis del coronavirus ha deteriorado la situación de seguridad en las zonas rurales. En el campo colombiano hay, por ejemplo, crimen organizado que amenaza y acosa a las personas que viven de la pequeña agricultura en conflicto por los recursos y la tierra, que ahora tiene aún más libertad, mientras que la policía y los militares se centran en mantener el estado de emergencia en las ciudades.

«Hace unos días, supimos que ocho activistas de derechos humanos habían sido asesinados desde que comenzó la cuarentena. La policía y los militares no hacen nada para ayudar a las personas. Por el contrario, se dice aquí que miran hacia el otro lado cuando se trata del crimen organizado. Ahora más que antes», dice Maria Guerra, Representante País de We Effect en Colombia.

«Una mujer líder en la lucha por los derechos a la tierra en la región de Putumayo, en el sur de Colombia, con la que We Effect tiene contacto, también ha sido objeto de amenazas de muerte», agrega Maria.

También dice que los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), es decir las áreas específicas donde los excombatientes de las FARC ahora viven para integrarse nuevamente a la sociedad de acuerdo con el acuerdo de paz firmado por el gobierno del país y el movimiento guerrillero en 2016, están en gran parte completamente aislados.

«Hace unas dos semanas, el gobierno decidió mantener estas áreas completamente aisladas. Nadie puede salir, nadie puede entrar. En el interior no hay atención médica, no hay suficiente comida. Son espacios pequeños y no funciona bien el agua y los desagües. Estamos muy preocupados», dice María Guerra.

Las mujeres también son particularmente vulnerables a raíz de la crisis del coronavirus. La ciudad de Bogotá realizó recientemente una encuesta que muestra que la violencia doméstica contra las mujeres ha aumentado en un 53 por ciento desde el comienzo de la crisis de la corona. El Observatorio Colombiano de Mujeres recientemente dio la alarma de que el teléfono de emergencia configurado para apoyar a las mujeres que han sido víctimas de violencia doméstica recibió un 91 por ciento más de llamadas en el último período en comparación con el período anterior.

Ever Guillén, el representante del país de We Effect en Honduras, da testimonio de un desarrollo similar allí también.

«Una cosa que nos preocupa, especialmente a las organizaciones de mujeres, es que muchas mujeres ahora están encerradas con sus agresores. Es un gran riesgo para las mujeres estar en cuarentena», dice Ever.

La gran cantidad de personas marginadas y en pobreza en América Latina también se ve fuertemente afectada cuando las escuelas, el comercio y el tráfico se cierran para detener el contagio del coronavirus. Muchos viven día por día con los ingresos del comercio informal o la jornada laboral, y ahora no tienen ingresos. Al mismo tiempo, las remesas que generalmente envían muchos familiares y parientes que trabajan en España o Estados Unidos se ha reducido porque han perdido sus empleos como resultado de la crisis del coronavirus.

«La pobreza aumentará» afirma Ever Guillén.

Pocos países de la región tienen suficiente capacidad médica si el coronavirus se extiende ampliamente en la sociedad.

«Cuando ocurrieron los primeros casos, la gente entró en pánico y los hospitales no dejaron entrar a la primera persona infectada. Tuvo que ir a varios centros de salud diferentes antes de que finalmente fuera atendida. Hay muy poca comprensión sobre la enfermedad y la atención en los centros médicos está en malas condiciones», dice Sandra Bustamante, representante de We Effect en Bolivia.

En América Latina hay atención médica de primera clase disponible, pero solo para las personas adineradas con seguros médicos privados. En el continente más desigual del mundo, la gran mayoría de las personas no tienen atención médica.

«La mayor preocupación aquí en Colombia es que el sistema de salud es completamente inadecuado. En las zonas rurales donde trabajamos, es aún peor. Para muchas personas que viven de la agricultura, ni siquiera hay un centro de salud dentro de las cinco horas de viaje. Es muy grave», dice María Guerra en Colombia.

Sin embargo, el personal de We Effect ya ve ejemplos de solidaridad entre las personas para enfrentar la crisis en conjunto. Maria Canil, parte de la junta directiva de la organización Conavigua en Guatemala, sigue el desarrollo a través de su computadora. Ella vive de las verduras que puede cosechar de los cultivos colectivos que la organización comenzó con el apoyo de We Effect.
«Espero poder abrazar a las otras mujeres pronto, y que podamos vernos sin miedo. En este tipo de guerra, donde no podemos ver al enemigo, lo sentimos a través del hambre en el campo. No hay trabajo o recursos aquí para obtener lo básico para la cuarentena. Ahora tenemos que ver la vida de una manera diferente», dice Maria.

Por

Anna Koblanck, traducción Liinu Diaz Rämö