“Aunque la tierra no es nuestra, la trabajamos para poder comer”

Miriam Cruz | Foto: Rodwell Arrazola
Miriam Cruz | Foto: Rodwell Arrazola
A pesar de no poseer tierras para cultivar, Miriam produce alimentos libres de químicos para el consumo de su familia y para la venta. Miriam y su familia aún no pierden la esperanza de tener su propia parcela y desea que otras familias campesinas también tengan acceso a ese derecho.

“Aunque la tierra no es nuestra, cultivamos piña, plátano, limón, aguacate entre otros alimentos; la producción la usamos para el consumo familiar y gracias al trabajo que hacemos en la tierra, tenemos seguro nuestro alimento para nuestros niños”.

Miriam Cruz, es una mujer campesina productora de 35 años, Madre de una niña de 11, pertenece a la Empresa Campesina 1ero de abril, del Movimiento Campesino del Aguan, en Tocoa, Honduras.

En Honduras, el aumento de la pobreza en las familias de pequeños productores, el incremento de la desnutrición y la subida del precio de los alimentos, acrecienta la vulnerabilidad de una población que ya se encuentra en situación de miseria. La mayoría de las familias dependen de la agricultura y el impacto climático ha afectado las cosechas.

–El no tener acceso a alimentación, nos afecta de manera emocional, física y hasta educativa. La alimentación es una necesidad primaria básica, lo primordial en la vida y en la formación de un ser humano y muchas mujeres no podemos acceder o llevar alimento a nuestro hogar, por falta de recursos económicos, falta de acceso a la tierra para poder cultivar, no tenemos donde sembrar nuestros alimentos.

We Effect apoya los proyectos productivos de seguridad alimentaria y el fortalecimiento organizativo a la cooperativa de vivienda de la Fundación San Alonso Rodríguez en Honduras. Se brinda asistencia técnica e insumos agrícolas para establecer parcelas productivas, a nivel colectivo y huertos a nivel familiar

–Aunque la tierra no es nuestra, cultivamos piña, plátano, limón, aguacate entre otros alimentos; la producción la usamos para el consumo familiar y gracias al trabajo que hacemos en la tierra, tenemos seguro nuestro alimento para nuestros niños. Toda nuestra producción es libre de químicos gracias a la lombricultura que aprendimos en la empresa campesina.

–El abono orgánico que aprendimos hacer, lo hemos empezado a vender y nos representa un ingreso económico de 5,000 lempiras ($205.00) por producción, eso lo distribuimos entre los miembros de la organización y lo invertimos de nuevo para ampliar la cosecha.

Miriam finaliza compartiéndonos lo siguiente: “Conocemos bien toda la historia de la lucha de la tierra y la defensa del territorio, desde el año 2,000, muchas mujeres no tenemos acceso a la tierra y no podemos tener alimentos seguros, yo estoy luchando por una parcela de tierra en la empresa campesina primero de abril del Movimiento Campesino del Aguan para poder producir y así garantizar la sostenibilidad de mi familia y que mi deseo es que otras familias puedan tener este derecho también.

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