La cooperativa que toma posición a través de su agricultura orgánica

En Paraguay los movimientos campesinos promueven una propuesta de agricultura orgánica y de rescate de las semillas nativas y criollas. Foto: Liinu Diaz Rämö
En Paraguay los movimientos campesinos promueven una propuesta de agricultura orgánica y de rescate de las semillas nativas y criollas. Foto: Liinu Diaz Rämö
La cooperativa agrícola Jerovia ha vy'a (Fe y Alegría) junta a nueve familias en el departamento de San Pedro en Paraguay. En un país donde el Estado promueve cultivos que requieren grandes cantidades de pesticidas tóxicos, la cooperativa se ha centrado en una propuesta de agricultura orgánica y de rescate de las semillas nativas y criollas.

Variedades de maíz, frijoles, tubérculos, plátanos y otras frutas son algunos de los cultivos de la cooperativa Jerovia ha vy’a, Fe y Alegría, en San Pedro en el oriente del Paraguay. El cultivo comunal contribuye a la economía y seguridad alimentaria de las familias de la cooperativa.

– Todo lo que cultivamos aquí es orgánico porque hemos aprendido a cuidar nuestra salud y la tierra. Apreciamos y respetamos a la tierra que usamos, porque nos da vida, dice Florencia Baeza de la cooperativa.

La apuesta en la agroecología

La agroecología, es decir la promoción de métodos agrícolas ecológicos y sostenibles, se ha convertido en una posición política en un país como Paraguay. La tierra fértil del país, combinada con incentivos fiscales para empresas multinacionales, ha resultado en masivas compras de tierra por parte de empresas que cultivan soja transgénica. La exportación del frijol de soja, que en Europa y Asia se utiliza para alimentar ganado y pescado, representa el 22 por ciento del PIB de Paraguay, y ha contribuido a que Paraguay sea hoy el país con más crecimiento económico en la región de América Latina.

Los cultivos de soja se extienden por todo el país, desplazando a las familias campesinas y pueblos indígenas de Paraguay. La gran cantidad de pesticidas utilizados para la soja transgénica daña y destruye granjas orgánicas adyacentes. También daña y mata a los animales y humanos en su alrededor. El sector campesino ha enfrentado diferentes métodos de extorsión y amenaza por parte de los productores de soja. Sus cultivos son envenenados o quemados. Muchos se han visto obligados a abandonar sus hogares. Hace un tiempo, la casa de Florencia se quemó en un incendio sospechoso.

– Tuvimos suerte de que no estuviéramos aquí en ese momento. Ni siquiera quiero pensar en lo que podría haber pasado, nos cuenta.

No se dan por vencidos

En lugar de darse por vencidos, Florencia y la cooperativa han invertido fuertemente en la agricultura orgánica. Con el apoyo de We Effect, han aprendido a cultivar de forma inteligente y respetuosa hacia la tierra y el medio ambiente.

Los cultivos de soja se extienden por todo el país, desplazando a las familias campesinas y pueblos indígenas de Paraguay

– Tenemos mucha esperanza en el grupo de jóvenes que se formó en nuestra comunidad. Ellos están aprendiendo sobre el rescate de semillas y sobre la alimentación saludable. Han obtenido nuevos conocimientos y nuevas oportunidades en la vida. Es una gran fortaleza que podamos involucrar a los jóvenes de la comunidad, dice la hija mayor de Florencia, Josefina Ruíz Díaz Baeza. Ella es parte de la junta directiva de la organización contraparte de We Effect, CONAMURI.

Otra iniciativa que se ha dado en la ruta orgánica es la Semilla Róga, que en el idioma guaraní significa «Casa de Semilla». Aquí, se almacenan las semillas y los granos que se cultivarán en el área común de la cooperativa. Es una iniciativa destinada a preservar y reproducir las semillas nativas y criollas del Paraguay. Semillas que cada día están siendo amenazadas por las semillas transgénicas.

Pero el trabajo de la cooperativa no solo ha sido desarrollar su agricultura y resistir las amenazas de los monocultivos. Este trabajo ha ido de la mano con el desarrollo personal de y entre la membresía de la cooperativa. Se han organizado cursos para todas y todos sobre la igualdad y equidad de género y derechos humanos.

– Las capacitaciones han hecho que ahora las mujeres conocemos nuestros derechos y las oportunidades que realmente tenemos. También nos han ayudado a tener un mejor diálogo con nuestros esposos y nuestras familias.