La aldea en las faldas del volcán sigue sobreviviendo

Los cultivos de la comunidad Don Pancho están llenos de ceniza. Foto: Liinu Diaz Rämö
Los cultivos de la comunidad Don Pancho están llenos de ceniza. Foto: Liinu Diaz Rämö
"Sobrevivimos la guerra. Pero dejamos nuestras tierras y ahí dejé la mitad de mi corazón. En el retorno la otra mitad de mi corazón la puse en estas tierras. Sembré con amor el café, la milpa; aprendí a sembrar la piña, la mandarina limón, los frutos que da la tierra del Volcán. Aprendí a vivir con el Señor Volcán. A veces amanecía tranquilo como arropándonos, otras veces se le miraba en la copa un sombrerito de nube. En ocasiones se desahogaba y temblaba un poco; pero ahora creo que las injusticias, la pobreza, la desigualdad lo llegó a enojar tanto que ya no pudo controlarse. Tengo miedo de vivir aquí cerca del Volcán, pero ya no me quedan otras mitades de corazón" Doña Francisca, la aldea Don Pancho, Guatemala.

La población de la aldea de Don Pancho logró escapar de la erupción volcánica sana y salva. Pero las cosechas han sido destruidas, y el temor de nuevas erupciones los tiene paralizados.
– En este instante, todos hablan sobre el volcán y la ayuda de emergencia ha comenzado a llegar. ¿Pero qué pasa después?

Han pasado varias semanas desde la erupción volcánica en Guatemala – una tragedia que hasta ahora ha cobrado más de 100 vidas humanas y forzado a miles de personas a abandonar sus hogares.

Estamos en camino a visitar uno de los pueblos a los pies del Volcán de Fuego. Hasta el momento, el volcán y sus erupciones han afectado a 1,7 millones de personas. Este día el volcán se encuentra tranquilo.

Al acercarnos a la entrada de El Rodeo, uno de los pueblos más afectados, vemos que el camino está cerrado. Un grupo de policías paran y controlan los carros que quieren entrar al sector más afectado por la erupción volcánica. Solo las organizaciones e iniciativas de asistencia, las autoridades y las personas habitantes en el área pueden cruzar la frontera provisional que se ha establecido. Sin autorización no entras. CCDA – el Comité Campesino del Altiplano – una de las organizaciones contrapartes de We Effect en Guatemala, le explica a la policía que queremos ver la situación de las personas habitantes en Don Pancho, una comunidad apoyada por CCDA.

Todo está tranquilo y desolado

Al pasar el control provisional, el paisaje se ve desierto. Todo está tranquilo y desolado. Las casas están vacías, no hay gente por ningún lado.
Seguimos por el camino cubierto por una gruesa capa de ceniza volcánica. De repente, vemos una gran multitud. Las poblaciones de las aldeas vecinas se han reunido alrededor de dos carros que han llegado a brindar ayuda humanitaria. Uno trae comida y agua, el otro ropa y artículos de higiene. La gente ha cruzado grandes ríos y caminado por caminos lodosos para llegar aquí.

Todo lo donado es el resultado de recolectas privadas. Son iglesias, asociaciones y organizaciones sin fines de lucro, y personas comunes que han juntado tanto dinero como bienes para las víctimas del Volcán de Fuego.

Ni el gobierno ni las autoridades se han visto por estos lados. Desde la erupción volcánica, el domingo 3 de junio, el gobierno de Guatemala ha sido fuertemente criticado por la evacuación tardía de las personas residentes en el sector de alto riesgo y por las lentas acciones de emergencia, rescate y alivio.

– Nosotros no vimos a nadie aquí hasta el lunes o martes después de la erupción. Fue cuando apareció CCDA. Durante la erupción tuvimos que evacuarnos nosotros mismos, dice Oscar Hernández, una de las personas residentes en el sector.

Un lugar aislado

Para llegar a la aldea Don Pancho, tenemos que pasar por dos ríos. Los flujos piro-clásticos y la lluvia de ceniza ha pasado por aquí y a su vez ha traído árboles, rocas y otros escombros. Es imposible cruzar el rio sin un carro de 4×4. Las personas que viven a los pies del volcán han quedado aisladas del mundo exterior. Don Pancho ha quedado en medio de dos ríos, volviéndose literalmente en una isla. Más allá hay dos aldeas más que están totalmente incomunicadas.

Al entrar a la comunidad nos encontramos con Francisca Yopeté. Ella ha vivido aquí durante 15 años.
– Estoy muy triste, mi corazón sangra. Esperamos que Dios nos vea y cuide de nosotros, dice secándose las lágrimas.

Sobrevivimos la guerra. Pero dejamos nuestras tierras y ahí dejé la mitad de mi corazón

Esta no es la primera vez que las personas residentes de Don Pancho enfrentan dificultades. Las poblaciones de las aldeas alrededor del volcán están conformadas de personas retornadas, gente que fue obligada a huir de sus hogares durante el conflicto armado de Guatemala. Como parte de los Acuerdos de Paz – ya que la mayoría de la gente no podía regresar a sus hogares – el gobierno a través del Fondo de Tierras les vendió las fincas a las poblaciones de retornados. Así fue que, en las faldas del Volcán de Fuego, llegaron a instalarse muchas personas retornadas.
Aquí obtuvieron acceso a la tierra y comenzaron a cultivar café y maíz. El suelo tal vez no era el mejor, pero finalmente habían conseguido un lugar donde podían vivir en paz y tranquilidad.

– No sabíamos nada sobre los volcanes, donde vivíamos antes del conflicto no hay volcanes. Cuando nos vinimos, las autoridades dijeron que, si veíamos humo del volcán, teníamos que salir. Pero el volcán siempre da humo, nos cuenta Vicenta Siquitá.

Lo han perdido todo

Vicenta nos muestra los cultivos de la comunidad. Más de la mitad están totalmente destruidos. Algunas siembras se han quemado, la gran mayoría está dañada por las fuertes lluvias de ceniza volcánica. La tierra se ha vuelto inútil.
– Las personas que viven en las faldas del volcán son campesinos y campesinas pobres. Los cultivos de café, maíz y otras verduras y frutas, son su única fuente de ingresos. Ahora lo han perdido todo. Y aún no vemos una solución por parte de las autoridades, dice Lesbia Morales de CCDA.

Mientras caminamos por el pueblo, hablamos sobre el futuro. Nadie sabe qué esperar.
– En este momento, todos hablan sobre el volcán y la ayuda de emergencia ha comenzado a llegar. ¿Pero qué pasa después? ¿El gobierno pensará en nosotros? ¿El mundo exterior verá nuestras necesidades a largo plazo? se pregunta Oscar Hernández sacudiendo su cabeza y continúa:
– No es fácil dejar todo lo que tenemos. Esta comunidad es el resultado de nuestro arduo trabajo, aquí está todo lo que tenemos. Pero no podemos quedarnos, estamos demasiado asustados. La suerte que tuvimos esta vez puede que no tengamos la próxima.

¿Qué hace We Effect?

We Effect es una organización de cooperación que actúa a largo plazo. En Guatemala apoyamos a organizaciones campesinas, indígenas y de mujeres en su fortalecimiento organizacional y técnico. Apoyamos al desarrollo de cultivos agroecológicos, y en el tema de acceso a una vivienda digna y adecuada.Como resultado de la erupción del Volcán de Fuego, muchas personas siguen viviendo en condiciones extremamente inseguras y riesgosas. Necesitarán dejar sus hogares y comenzar desde cero.We Effect continuará apoyando a Guatemala a través de las organizaciones contrapartes, para que las personas más vulnerables logren salir de la pobreza. Es un reto a largo plazo, pero estamos convencidas que realizando un trabajo solidario, cooperativo y autogestionario lograremos aportar a los cambios que se pretenden lograr.